¿Cuántas veces oímos la frase “mi perro me protege” o “mi perro es muy protector”?
Qué lejos estamos de la realidad…

Por lo general cuando el perro ladra constantemente a cualquier persona que se nos acerca, que es en la mayoría de las veces cuando solemos utilizar ese tipo de términos, no es otra cosa que un perro miedoso o un perro inseguro. Al sentir que su dueño no le está dando la seguridad que él necesita, se protege pero a él mismo, de ahí que ese tipo de perros cuando pasean por la calle estén siempre nerviosos e inquietos, alertos a cualquier cosa extraña que vean, otras personas desconocidas o simplemente otros perros.

Si su dueño tuviera las situaciones controladas, el perro pasearía tranquilo y relajado, ambos disfrutarían del entorno y del paseo.

El arte de comunicarse con tu perro, de entenderle, de saber qué siente, qué le pasa, debería venir sólo. Pero normalmente la falta de experiencia en la educación canina conlleva que esa energía que debería fluir naturalmente se bloquee, y en vez de enfocarse en tener una relación de paz y armonía con tu perro, se torne en un constante estrés y desasosiego, aumentado según va madurando el carácter del perro.

Con lo que si estáis pensando “con el tiempo se le pasará”, lamento comunicaros que no va a suceder así, con el tiempo los problemillas que empiezan a surgir de cachorros irán aumentando si no se corrigen.

¿Qué hacer entonces?, obviamente ponerse en manos de verdaderos educadores y formadores de la educación canina. Un adiestrador profesional, con años de experiencia y entendedor de la psicología canina es el que verdaderamente os podrá ayudar. A veces por desgracia se cae en el típico comentario de parque “pues castrarle que eso lo solucionará...”, otra vez os tengo que decir que no, eso no solucionará nada, ya que un problema de comportamiento se soluciona corrigiendo las conductas indeseadas.